Pasó tres días eligiendo la ropa, los zapatos y el perfume que iba a usar ese día. Fue toda anticipación y adrenalina desde que la casualidad o tal vez, ¿por qué no?, la causalidad la reencontró con su exnovio de la secundaria.
Quiso
la noche y sus misterios que se cruzaran en ese bar al que ella iba sábado por
medio con sus amigas. Fue él quien la reconoció a pesar de estar tan distinta y
se acercó con una sonrisa de genuina sorpresa.
Quién
hubiera imaginado que aquel adolescente desgarbado y tímido se convertiría en este hombre alto, apuesto y de sonrisa perfecta que tenía frente a ella. Un
escalofrío le recorrió la espina dorsal cuando él la abrazó y pudo sentir su
perfume y la firmeza de sus brazos alrededor de la cintura. Tuvo un déja vù que
la trasladó a esa época en la que eran menos adultos pero más despreocupados de
las reacciones físicas y químicas.
Y
de pronto, en un instante, ambos fueron conscientes de cada milímetro del
cuerpo de uno en contacto el otro. Ella pudo sentir sus tetas aplastadas sobre
el pecho ancho y duro de él, los vientres pegados, las entrepiernas demasiado cerca.
Notó que él tampoco era indiferente a la cercanía física y se soltaron con torpeza.
Hablaron un rato largo de sus vidas y sus circunstancias actuales.
Ella
habló de su estable convivencia en pareja que ya llevaba varios años y sus
planes en común. Él le contó de su soltería eterna, los viajes y sus ganas de
abandonar por un tiempo la vida nómade. Entretanto se miraban, se exploraban
midiéndose y descubriéndose. El tiempo los había cambiado y eran, de algún modo, dos extraños.
Las
amigas de ella miraban a distancia prudencial riéndose y especulando.
Se
despidieron a desgana pero acordaron verse pronto. Intercambiaron sus números
telefónicos, un último abrazo formal y cada uno acabó la noche por separado.
Sin
embargo en los días subsiguientes no pudo dejar de pensarlo. Se sentía un poco
culpable. Varias veces despertó a mitad de la noche con la piel hormigueando
ahí donde había estado en contacto con él. Sonreía a oscuras en la cama que
compartía con su compañero de hastío .
Nunca
antes se había planteado a sí misma la posibilidad de ser infiel, de fijarse en
otro hombre y desear físicamente a alguien más. Hasta ese momento siempre pensó
que estar con alguien, en pareja, la
mantenía al margen de ese tipo de tentaciones. Que tenía todo lo que una mujer
necesitaba y que estaba completa. De
pronto la realidad la sorprendió de forma nada sutil considerando seriamente la
fantasía de llegar compartir la intimidad con alguien más.
Una
corriente de adrenalina la recorrió de pies a cabeza y le erizó la piel. Se
imaginaba planeando excusas, pequeñas mentiras y alteraciones de la rutina y la
agenda para programar un encuentro furtivo. Y lo más emocionante de todo era
que había logrado transformar la incipiente culpa y el malestar en euforia y
audacia.
Una
mañana finalmente, él llamó. Le dijo que deseaba verla y sin pretextos agendaron
hora, fecha y lugar.
No
hicieron falta muchos eufemismos ni preámbulos. El deseo era denso y palpable,
ambos lo sabían. La llevó a su casa y apenas hubo cerrado la puerta la tomó por
las caderas y, apoyándola contra la pared, la levantó enredándole las piernas
en su cintura. No dejaba de besarla mientas la desnudaba seguro y con manos urgentes.
Fue
desenfrenado, intenso y casi desesperado. Una danza pagana de piel, sudor, uñas
y dientes. No hubo palabras incómodas o torpes. No hubo preguntas ni respuestas
forzadas.
Fue
el primero de muchos jueves durante casi tres años. Esta nueva realidad la
obligó a replantearse el concepto de amor y libertad, redefiniendo el respeto
en base a la discreción.
Fue su primer amante, la infidelidad que daría
inicio a un camino de goce sin culpas. Pero no fue el último (si es que se lo preguntan).
jajaja muy bueno!
ResponderEliminarGracias sapita :)
EliminarNoelle,
ResponderEliminarImpecable el relato,
muy bonito
saludos
Luciano
Muchas gracias Luciano. Siempre presente :)
EliminarTenías razón, Mente sexy, me ha encantado el relato, su ritmo es delicioso, la crudeza exacta y la prosa exquisita.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Renko.
Gracias a vos Renko por pasar, leer y tomarte el trabajo de contestar. Date por besuqueado ;)
EliminarComo siempre un placer leerte acá y en todas partes. Un abrazo enorme, Noni.
ResponderEliminar(Rosario)