viernes, 16 de marzo de 2012

Respirá





Desde que se conocieron sabían que tendrían una historia con fecha de vencimiento. Dos semanas de encuentros y complicidades.
Ella prometió dejar de pensar y él animarse a vivir.
Se respiraron, enredaron y consumieron.
Ella se valió de la simpleza de él para ordenar su cabeza; el sabía que ella complicaba su corazón. No obstante, aceptaron el juego y pagaron cada una de las reglas.
La brevedad revalorizó la intensidad.


Cuando el día quince llegó los besos entrelazados no lograban ocultar la mirada de pena.
Una noche que fue todas las noches, dos copas de vino llenas de deseo y sudor; pocas palabras contaminando el aire.
Ella rompió el silencio.

—Esto es una despedida.
—No creo en las despedidas, la vida es un reloj y las agujas se cruzan varias veces.
—Vamos a tener que rediseñar el mundo para encontrarnos.
—No te preocupés, vos respirá que yo te busco.

Él se fue sin mirarla por última vez, y la puerta se encargó de los puntos suspensivos.





6 comentarios:

  1. Hola Mar, paso por aqui y comento algo alrededor de uno de estos textos con cita de tweet. Es claro que cuando los dos personajes vuelvan a encontrarse habrán pasado relojes y puertas por detras de ellos y llegarán a reconocerse, pero no habrá ningun mundo que rediseñar porque si bien no lo habitan, ya están en el mismo mundo.
    bella propuesta, intenso texto.
    salu
    L.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer(nos) siempre, Luciano.
      Quizás no haya relojes ni puertas. Quizás tampoco mundo.
      Un beso.

      Eliminar
    2. de nada por la lectura, gracias por la jugada (escritura).
      Es grato para mi compartir de vez en cuando estos espacios, estos mundos, mañana no van a existir. El tiempo es ayer.

      Eliminar
  2. Es que a veces no abrimos la puerta en el momento indicado y debemos esperar otra vida o tal vez otro mundo. Felicitaciones muy bueno. Mauricio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por pasar por acá.
      Esta historia es una puerta abierta.
      Seguro que ella respira y él la encuentra.
      Un beso, Mauricio.

      Eliminar
  3. así justamente, no sabía que alguien me estaba mirando...

    ResponderEliminar